miércoles, 19 de noviembre de 2014

Porteando a mi bebé. Opinión sobre mochila Caboo carrier


Antes de ser mamá, creía que el sitio más habitual para que el bebé pase el rato era un carrito. Más moderno o más clásico, ese sería el lugar perfecto para que mi hija durmiera durante horas, todas las que yo estaría paseando tan feliz por mi ciudad... 

Nada fue como yo pensaba, y esto en concreto resultó justo lo contrario. Afortunadamente el porteo nos salvó.

Las primeras semanas intentamos dar los típicos paseos con el carrito pero era imposible. Piña se resistía a meterse, luchando a muerte con sus 3 kilos de peso! Si la engañabas al principio y lograbas tumbarla, a los pocos minutos empezaba a berrear y había que sacarla. No, no eran unos gemiditos que se calman con un minuto de mimos para volver a echarse, qué va! Piña no tiene un llanto intermedio o tolerable. El volumen y los gritos son tan intensos que hay gente por la calle que me mira raro, o incluso se acercan a verla porque no dan crédito. Así que me ha tocado muuuuchas veces volver con la nena en brazos y empujando el carrito, transformado en carro de la compra la mayoría de las veces. Cuando además tu bebé se empeña en ir mirando a todas partes como una vecina cotilla, lanzándose hacia los lados, las vueltas a casa eran un deporte de riesgo. Mi plan de pasear y pasear para recuperar un poco la forma se fue al garete. Igual que mi forma. Igual que mi salud mental. 

Aunque ya había leído algo sobre el porteo, no pensaba que pudiera ser para mí, lo veía una cosa de hippies que llevan encima a los niños de cualquier manera. Además pensaba que el bebé se “acostumbraría” a estar ahí, pero ya hablaré otro día de las “costumbres” o “vicios” porque eso también tiene miga. Sí me había fijado en algunos padres con mochila, de las que llevan al bebé mirando hacia delante, y aunque parecen muy entrañables, resulta que son las peores porque la postura del niño no es para nada ergonómica (las llaman “colgonas”). Después de leer mucho comprendí que el porteo también podría serme útil algún rato en casa, porque Piña necesitaba brazos el 90% del tiempo (ahora lo necesita el 70%) y me decidí por completo. 

Yo compré en la tienda Mis canguritos, donde me asesoraron genial y con toda la paciencia que hace falta para probarlo. Me decanté por la mochila Caboo porque buscaba algo poco “aparatoso” y no acababa de convencerme el fular, que me parecía demasiado largo y complicado. La Caboo es una mezcla de fular y mochila, la parte de atrás ya está preanudada en forma de cruz y una vez que coges el truco ponerla es rapidísimo. Queda discreta y muy cómoda. 


Natalia me recomendó probar algunos ratos para que Piña y yo nos acostumbráramos, pero no fue posible. Y es que la primera vez que la usamos en casa y empecé a pasear para acomodarnos bien y que le bajara un poco el culo (postura ranita, piernas en M) se quedó dormida. Sin lloros ni histerias. Durmió 4 horas seguidas. No me lo podía creer, y los primeros minutos casi ni respiraba por si rompía la magia. Pero poco a poco noté que era cierto, que estaba profundamente dormida y feliz, así que recogí un poco la casa y me eché con ella encima en el sofá. Dios, qué descanso! Mis mayores momentos de paz desde que dí a luz: las tomas en las que ya las dos sabíamos lo que había que hacer y las siestas juntas con la mochila, oyendo su respiración... 

He usado la Caboo prácticamente todos los días, y mucho rato. Para salir a pasear y más incluso para estar en casa (en este estupendo blog se inventó el concepto del “porteo indoor” que me parece genial). Era lo mejor para dormir alguna siestecilla y también por las noches, la temporada que solo se dormía encima de mí. Y está claro que la sensación para las dos era de haber retrasado el reloj unas semanas, porque yo me encontraba igual que al final del embarazo y ella estaba otra vez pegadita, oliéndome y escuchando mi latido. Te miras al espejo y te das cuenta de que la posición es genial, la espalda curvadita en C, y piernas flexionadas con las rodillas algo mas altas que el culete (explicado perfectamente aquí). Esa es la postura que tenía en la tripa, por qué le pedimos tan rápido que se estire como un bicho palo?. Recomiendo por completo el porteo, mucho más que cualquier carrito. Y además es práctico porque tienes las manos libres para coger bolsas de la compra o un paraguas.

Como todo, tiene algún pequeño inconveniente. El bebé va cogiendo peso, y ahora con 8 kilos es imposible aguantar tanto tiempo como al principio. La sigo usando mucho pero ratos cortos. En verano he pasado bastante calor cuando se ha dormido tan pegada, pero a ella le ha dado exactamente igual, al despertarse estábamos las dos como un pollo y ya está. Compré una bandolera para ir cambiando algún rato pero apenas la hemos usado porque no nos apañamos mucho todavía. Y por último, la Caboo solo permite una postura, aunque en este vídeo se consigue una postura a la cadera que probaré cuando crezca Piña. 





A la niña ahora le encanta ir mirando a los lados, y estar en sentido contrario a la marcha algún rato le desespera. Para esto creo que la solución será ir probando más tiempo la bandolera. Y sí, confieso que tenemos una “colgona” que algún ratito corto ha usado papá gafotas para pasearla, le encanta ir mirando hacia delante, pero la postura no invita a estar mucho tiempo.

Por último...

Yo porteo
¿Tú porteas?
Él también puede portear

Nosotros porteamos
¿Vosotros porteais?
Ellos... son felices!


Un beso y hasta pronto!

1 comentario:

  1. tras mucho investigar creo que por fin me he decidido por la mochila caboo, ya que necesito portear a mi bebe desde el nacimiento. La cuestión es que mi bebe nace en junio y tengo miedo de que pase mucho calor y al final tener que dejar de utilizarla. dime, es cómoda en verano?

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