Todo empezó
buscando por la red información sobre los niños "llorones",
un día de tantos que andaba yo desesperada por casa, con Piña
encima berreando, a pesar de que a mi corto entender no tenía muchas
razones para ello, y con la sensación de que estaba cada vez más
nerviosa. Por supuesto mi obsesión era averiguar qué estaba
haciendo mal. Buscaba la respuesta a por qué mi bebé estaba siempre
inquieta, en tensión, llorosa; sin que me consolaran las típicas
respuestas de la gente que te rodea (cólicos, gases, dientes... Y la
peor de todas!: la has acostumbrado a los brazos...)